Así me llamo, curiosamente nunca he tenido un apodo que me dure más de un año, pero digamos que yo tampoco me he interesado en que perdure
sábado, 12 de noviembre de 2011
Después de muchas sonrisas, muchas lágrimas, muchos conflictos. Aquí estoy. Dejándome llevar por el sentimiento. Quién diría que mi frase esa que tanto me gusta y tan bien me asentaba la estoy dejando de lado
Entre lo que puedo quiero entender ahí estoy siempre midiendo el riesgo para sentir y decidir.
Es difícil, es difícil conocerse. Y quién ha dicho que lo he logrado, no señores aún me queda toda una vida. Pero tampoco tengo apuros, está bien así. Me siento de alguna forma en las nubes, estoy mirando de una forma distinta. Es como si le hubiesen cambiado el lente a una vieja cámara, por un lente que logra captar de mejor forma las tonalidades, el relieve de cada pequeña cosa que rodea mi ambiente. Es producto quizás de querer, de querer estar mejor. Y aceptar de cierto modo, que sea lo que sea que venga, tendré vivirlo. Sea bueno. Sea malo. De las dos cosas se aprende y se puede llegar a la felicidad. Porque la felicidad sin la tristeza no es nada. Porque si estuviera sola, no tendríamos con qué comparar y dejaría de ser felicidad. Se necesita de los momentos amargos para comprender los momentos felices.
By The Time;
11:43